Cambiar nuestros hábitos (alimentarios) es un proceso largo y complejo. Básicamente requiere de atención, consciencia y paciencia, mucha paciencia. Sobretodo conlleva amigarnos con nosotros mismos, aceptar que para flexibilizar nuestros automatismos y poder elegir lo que verdaderamente nos enriquece es importante DARNOS: darnos tiempo, darnos constancia, darnos disciplina y placer, darnos amor y darnos una observación constante.

En la alimentación el cambio lo hacemos comida a comida, aprendiendo a escuchar al cuerpo, las emociones y las tendencias personales. No es fácil, los resultados no son inmediatos, no siempre podemos mostrar los logros (porque a veces son muy sutiles y profundos), pero sabemos, gracias a la experiencia de trabajar con nostros mismos, que vamos recuperando libertad y salud.

Volver el foco al proceso y atravesarlo es más importante que el resultado, el resultado (y más descubrimientos inclusive) llega naturalmente cuando transitamos el camino de nuestro cambio alimentario/corporal ganando consciencia.

Hasta la próxima!

 

Lic. Andrea Lizarraga

 

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